Madrid, algún día de 2014.
Querido yo,
Te escribo desde el pasado. No es
una simple formalidad, es porque me gustaría conocer el producto de mis luchas,
de mis “desistiré”... Quiero saber si algún pequeño detalle ha influido espacio-temporalmente
y ha alterado el devenir. Quiero saber cómo te sientes, quiero saber si
mantienes “la esencia”. Dicen que la gente cambia… y eso es porque no son
realmente auténticos: puedes elegir un coche, una casa o una imagen, pero el
interior más interior es impertérrito, incorruptible… eterno… amén de las
hostias que nos dé la vida, amén de que maduremos o de loquequieraquesea.
Voy a hablarte de nuestro “yo” –
porque en el fondo es nuestro – actual. Te invito a hacer un ejercicio de
memoria e introspección, esos que tanto te gustaban. Te invito a ver amanecer de nuevo
con los ojos cerrados, a encogerte de nostalgia y a escurrirte de felicidad.
Siéntate, enciende un cigarro… si mantienes esa costumbre, claro. Creo que la
vida pasa muy rápido como para no fumarte un cigarro si te apetece, o eso
piensa nuestro “yo” de veintitantos.
El “yo” de ahora se arrepiente de
muchas cosas, obviamente. De no haber disfrutado más de la gente, de no haber abrazado cada
vez que le apetecía, de no haber robado besos, de no haber dicho “te quiero”
queriendo, de haber dejado escapar oportunidades… es la impericia. Pero también
ten por seguro que he aprendido de otros errores de nuestro “yo” más pubescente,
que han ido sentando cimientos, y de los que en el fondo no hay que
arrepentirse, sino que hay que remediarlos. Confío en que, en el fondo,
nuestras razones teníamos para no hacerlo.
No te vayas a pensar que vaya
papeleta te estoy dejando… creo que hay puntos fuertes en “nosotros”, y son
precisamente los que tienes que buscar. Somos muy obstinados, lo sabemos, pero
la constancia y el afán de conseguir las cosas ha supuesto gran beneficio hasta
ahora. También debes valerte de la simpatía y el buen humor, el altruismo y la
sinceridad. La independencia creo que va incluida en las virtudes, no dependas
de nadie para conseguir las cosas, y buscas en los demás el (sabio) consejo y otros
factores que tú mismo no te aportas. Nunca pierdas la inquietud ni las ganas de
saber y conocer, por favor. Sé optimista.
Tampoco sé si serás rico o serás
pobre, si estarás soltero, gordo o flaco, calvo o con greñas otra vez, lo que
sí que sé es que serás feliz, porque en el fondo por eso es por lo que he
luchado hasta ahora, y espero que también en este intervalo que desconozco. Qué
bonito es no saber qué va a pasar.
Quizá sí me gustaría saber dos
cosas, pero mejor quedarse con la intriga:
- - Si trabajas para vivir o si verdaderamente
disfrutas de lo que haces. Confío en que será lo segundo. No sé cómo acabaría
todo, pero lo mismo hasta conservas algo vinculado con la Biología.
- - No sé si te acordarás, pero estos últimos años había
una serie llamada “How I met your mother”, creo que todos vivimos una historia
con mayor o menor paralelismo a la del protagonista y, aunque el final de la serie
defraudó a mucha gente…nuestro final es distinto, porque lo que sí que sé es que si compartes tu vida con
alguien sé que será algo muy meditado, y que realmente vale la pena.
Voy a ir acabando, y recuerda lo
más importante: me preocupo por ti porque te quiero, quiero lo mejor para ti y, lo que consigamos por
nosotros mismos, no nos lo quitará nadie.
Mucha suerte, aunque jamás ha
sido un hándicap, nunca vendí mi destino a ella. Todo llega. Eso sí, hay un par cosas que nunca debes abandonar, y espero que no llegue demasiado tarde: la
música, los amigos, y las ganas de vivir y aprender.
Lucharé en estos años para que a
los cuarentaytantos mi vida sea tal y como la imaginaré con cuarentaytantos.